El voto fundamental (o vital)

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Yo no acostumbro opinar de política en mi blog, excepto comentarios que no se pueden desligar de una posición política, pero ésta vez me parece muy importante por lo menos declarar públicamente mi intención de voto y mis razones. Dado que el tema genera tantos comentarios y no quiero que se asocie la política con éste blog, voy a eliminar la posibilidad de dejar comentarios en ésta entrada. Yo votaré por Antanas Mockus, a continuación mis razones principales. Antes que nada, y para evitar malos entendidos, voy a hablar de cosas malas de muchas personas de Colombia, pero no quiero decir que los colombianos somos todos malas personas o maliciosos. Señalaré una serie de comportamientos generalizados que se ven de manera cotidiana en muchos ámbitos y niveles sociales, sin implicar que todos lo hacemos. En Colombia, hasta entre ciudadanos educados, como universitarios, es común ver actitudes injustas como entrar en el medio de una fila para recibir atención en algún servicio. Yo no lo hago y me siento estúpido por actuar de esa manera, eso deriva del hecho de que es tan común que parece no tener consecuencia. Detrás de un acto tan simple y cotidiano como éste, hay un problema cultural que es el origen de los más grandes males del país. Así como nos saltamos una fila, donde lo justo es que la gente sea atendida en el orden en que llegan (a excepción de ancianos, mujeres en embarazo o algún impedimento físico), se aprueba cotidianamente la injusticia y lo incorrecto, por ejemplo, imprimir cosas personales en hojas e impresoras de nuestro lugar de trabajo, saber que logramos algo por tener buenas relaciones con quien toma la decisión, etc.. La injusticia lleva directamente a la ilegalidad, y ésta a una sociedad incontrolable. A partir de estos comportamientos simples, cotidianos y difundidos, se aprende a justificar cualquier cosa. Por ejemplo, cuando saltamos la cola en la cafetería, seguramente decimos: «es que hay que tener amistades, si uds. no tienen problema suyo» o cuando utilizamos bienes o recursos de nuestro trabajo (así sea una hoja) para fines personales, diríamos «ellos tienen más dinero que nosotros, nosotros lo necesitamos más» o peor aún (y más comúnmente): «sólo lo hago hoy», «yo nunca hago daños, por eso puedo hacer ésto». El asunto clave es que eso escala al nivel en que nos encontramos: los gerrilleros para hacer los que les venga en gana como asesinar, secuestrar, violar o reclutar menores de edad aseguran que lo hacen «por el bien del pueblo» o por «la revolución», lo cual realmente no tiene una relación directa con sus actos. Lo mismo el narcotraficante, que también tiene justificaciones para sus actos, como que lo hace por «su familia y la familia es lo primero» o como sucedía con Pablo Escobar, quien patrocinaba a muchas personas pobres a su alrededor cosa que para ciertos políticos de hoy se justificaría como generación de empleo, lo cual tendría cierta razón pero ¿sería correcto?. Cada persona que recibe dinero de narcotraficantes hace parte de la cadena de producción y tiene responsabilidad por las vidas que se pierden o destruyen en dicho proceso. En Colombia, muchos de nosotros hemos aprendido que más importante que hacer las cosas bien es tener buenas justificaciones para hacer las cosas como nos parezca y nunca responder por las consecuencias. En matemáticas se aprende cómo infinitos aportes de pequeñísima magnitud a un fenómeno generan un comportamiento concreto e identificable, eso se llama integral y es uno de los pilares del cálculo, los puentes y edificios se basan en el uso de éste artificio matemático. Así mismo, parece que un pequeño acto inmoral como mentir, robarse cosas de la empresa, pasarse un semáforo en rojo y «nimiedades» como éstas no tienen impacto, pero es la sumatoria de todos esos actos infinitesimales lo que hace que el resultado general sean fenómenos como el paramilitarismo, la guerrilla, el bandalismo, la corrupción, etc. La base de los más grandes problemas de Colombia es la ilegalidad. No se puede menospreciar el efecto que tienen problemas sociales como la falta de oportunidades, el abandono estatal, las estrategias elitistas que se han aplicado durante años, pero justificar comportamientos ilegales e injustos por esos medios sólo perpetúa el problema. Se puede invertir todo el dinero del mundo en una sociedad corrupta y no se verá el resultado, pero si sólo cambiáramos la actitud general hacia lo legal se ganaría mucho. En un debate presidencial, Noemí Sanín, candidata a la presidencia, mencionó que el costo de la corrupción está estimado en una magnitud similar al déficit presupuestal del país, en otras palabras, con sólo solucionar el problema de corrupción subsanaríamos el problema presupuestal: dos pájaros de un sólo tiro. Para poder solucionar el problema de corrupción es necesario llegar a la presidencia sin compromisos con políticos tradicionales, sin apoyo de ninguna maquinaria, sólo con compromisos sociales y eso hasta ahora sólo lo puede decir un candidato. Esa es la principal razón por la cual yo voy a votar por Antanas Mockus, porque en su alcaldía en la ciudad más grande del país, que mueve casi la mitad (o más) del dinero de Colombia, con la infraestructura y problemas más complejos y con la mayor cantidad de habitantes, él logró cambiar la mentalidad y la cultura de sus habitantes generando resultados tan concretos como la reducción de la tasa de homicidios al 70%, 50% las muertes por accidentes de tránsito entre otras cosas igual de importantes. Honestamente no me importa si el doctor Mockus es un tartamudo, ateo o tantas otras acusaciones personales que le han hecho, eso también hay que cambiarlo: dejar de atacar al candidato, en vez de eso atacar las ideas y los hechos administrativos comprobables, tenemos que volvernos serios, lo que realmente me interesa es ver cómo se transforma el país en las manos de un académico que se toma su tiempo para decidir (con todas las razones y estudios del caso) y que además ha demostrado que sabe administrar. La sola candidatura de Mockus ha mejorado la imagen del país, sólo miren el video adjunto, en el que se da testimonio de los intelectuales del mundo (no necesariamente colombianos) que apoyan a Antanas: la lista empieza con J. Habermas. Sin embargo y más importante que el candidato, otra razón por la que voy a votar por él es porque es el único cuya propuesta se basa en un grupo de personas y no en uno sólo, es decir, él significa el fin de las imágenes mesiánicas, los salvadores únicos e irremplazables con su verdad revelada. Con Antanas Mockus hacen campaña otro excandidato presidencial, Sergio Fajardo, también académico y que se postula como vicepresidente y ministro de educación; Enrique Peñaloza, otro resposable de la transformación de la capital del país y Lucho Garzón, también exalcalde de Bogotá, candidato presidencial en varias ocasiones y partidario de una izquierda moderada. Éste rasgo de la campaña entraña también un principio cultural que no tenemos los colombianos: el trabajo en equipo, la elección de Mockus daría credibilidad e impulso a éste principio. Tengo muchas más justificaciones, pero basta con éstas razones que fundamentan una verdadera transformación del país. Así que los invito a votar por su candidato, cualquiera que sea (excepto Santos), pero yo votaré por Antanas y me encantaría que muchos de ustedes también lo hicieran, es una opción novedosa, académica, honesta y de experiencia comprobada. Finalmente, como sé que éste blog es visitado por colombianos en otros países, los invito a que voten por Antanas, ustedes también pueden hacer la diferencia desde sus lugares, acerquense a las embajadas y voten. Adicionalmente, les dejo éstos enlaces de mucha importancia:

P.D.: Este candidato tampoco es que sea tan raro comentarlo en éste blog, es el que más se ha respaldado en la tecnología, al punto de que muchas personas comparan el fenómeno Mockus con Barack Obama.]]>